jueves, 20 de septiembre de 2012

Páginas 210-219

Aquí nos enteramos de los comentarios sobre Swann hechos por la gente del "grupito". También nos cuenta el narrador que su abuelo conoce a los Verdurin, y que de alguna manera suponía que era evidente que Swann iba a terminar frecuentando sus veladas. Hay, por supuesto, cierto desprecio hacia esta gente tan devota de su "vida social", y también una suerte de menosprecio -reiterado- hacia Swann, especialmente por aquello de que la familia del narrador tiende a criticar a las personas que hacen amigos fuera de su clase social -especialmente si se trata de amigos de una clase más alta. Se ha escrito mucho sobre la sensibilidad social de Proust; de hecho, se ha leído En busca del tiempo perdido también como un gran testimonio de la sociedad parisina de fines de siglo XIX y principios de siglo XX. En "Un amor de Swann" ese tema aparece con bastante claridad.
Al decir a los Verdurin que Swann era muy "smart" Odette les había hecho temer que se tratara de un "aburrudo". Les causó, al contrario, una impresión excelente, una de cuyas causas indirectas -y para ellos desconocida- era su frecuentación de la sociedad elegante. En efecto, tenía -respecto de los hoombres, incluso inteligentes, que nunca han conocido la vida mundana- una de las superioridades de los que la han vivido un poco: la de no transfigurarla ya por el deseo o por el horror que inspira a su imaginación, la de considerarla sin la menor importancia (...) La simple gimnasia elemental del hombre de mundo al tender, amable, la mano a un joven desconocido y al inclinarse, comedido, ante el embajador que le presenta, había acabado transmitiéndose, sin que fuera consciente de ello, a toda la actitud social de Swann, quien, ante personas de un medio inferior al suyo, como eran los Verdurin y sus amigos, dio instintivamente muestras de una solicitud y adoptó unas iniciativas de las que, según ellos, un aburrido se habría abstenido. (p.216)

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