domingo, 16 de septiembre de 2012

Páginas 200-209

Comienza aquí la novela-dentro-de-la-novela dedicada a Swann y su amor por Odette. Comienza con una descripción del grupito de los Verdurin, sus cenas, sus costumbres, sus invitados.
Los Verdurin no invitaban a cenar: en su casa se tenía siempre "el cubierto puesto". No había programa para la velada. El joven pianista tocaba, pero sólo "si le apetecía", pues no se forzaba a nadie y como decía el Sr. Verdurin "todo por los amigos, ¡vivan los compañeros!" (...) El traje negro estaba prohibido, porque estaban entre "amigos" y para no parecerse a los "aburridos", de quienes se apartaban como la peste y a quienes sólo invitaban a las grandes reuniones, celebradas lo menos frecuentemente posible y sólo si podían divertir al pintor o dar a conocer al músico.  El resto del tiempo se contentaban con jugar a las charadas y cenar con traje de etiqueta, pero entre ellos, sin mezclar el pequeño "núcleo" con extraño alguno (pp.202-203).
Una de los asiduos es Odette, que ha conocido a un hombre llamado Swann, acostumbrado al trato con la alta aristocracia.
No era (Swann) como tantas personas que -por pereza o resignación ante el deber que impone el prestigio social de no alejarse de determinada orilla- se abstienen de los placeres brindados por la realidad fuera de la posición mundana en la que viven acantonados hasta su muerte y se contentan -a falta de algo mejor- con acabar llamando placeres -una vez habituados a ellos- las diversiones mediocres o los aburrimientos soportables que encierra. Por su parte, Swann no procuraba considerar bonitas a las mujeres con las que pasaba el tiempo, sino pasar el tiempo con las mujeres a las que hubiese considerado bonitas en primer lugar. Y con frecuencia se trataba de mujeres de belleza bastante vulgar... (p.205)
Odette, sin embargo, no es "su tipo":
...le presentó a Odette de Crécy uno de sus amigos de otro tiempo, quien le había hablado de ella como de una mujer encantadora, con la que tal vez pudiera llegar a algo, pero describiéndola como más difícil de lo que en realidad era para que pareciese aún mayor el detalle de dársela a conocer, Swann la había considerado, en cambio, no carente de belleza, desde luego, pero de un estilo que le resultaba indiferente, que no le inspiraba deseo alguno, le causaba incluso cierta repulsión física, una de esas mujeres -todo el mundo tiene las suyas, diferentes para cada cual- que son el tipo opuesto del que nuestros sentidos reclaman. (p.209)
Sin embargo, sabemos que Odette y Swann se casan (según se nos contó en la sección "Combray"), que tienen una hija -Gilberte- y que el matrimonio fue "desafortunado", en parte -por lo que sabemos- porque Odette engaña a Swann con el Barón de Charlus. La tensión entre el amor obsesivo, los celos y esa falta de interés inicial, será uno de los ejes de la sección "Un amor de Swann", que, como sabemos, resonará con la narración de la vida del narrador.

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