...volvió a medias la cara, momento en que pude verla: expresaba como un terror; evidentemente, acababa de tener un sueño horrible; tal como estaba colocada, no podía verme y me quedé allí, sin saber si debía avanzar o retirarme, pero ella ya parecía haber vuelto a sentir la realidad y había reconocido la mentira de las visiones que la habían espentado; una sonrisa de alegía, de piadoso agradecimiento para con Dios, quien permite que la vida sea menos cruel que los sueños, iluminó, afable, su rostro y, con la costumbre que había adquirido de hablarse a media voz a sí misma cuando se creía a solas, murmuró "¡Alabado sea Dios El único motivo de preocupación que tenemos es el parto de la chica de la cocina. ¡Pues no he soñado que mi pobre Octave había resucitado y quería hacerme dar un paseo todos los días!" Tendió la mano hacia su rosario, que estaba sobre la mesilla, pero el sueño, que volvió a vencerla, no le dejó fuerzas para alcanzarlo... (p.119)
viernes, 7 de septiembre de 2012
Páginas 110-119
Buena parte de estas páginas están dedicadas al cura de Combray, que conversa con la tía Léonie y deja pasar algunas etimologías, en particular las relacionadas con los nombres de ciertas villas y pueblos cercanos. La tía queda agotada por la conversación, despide a sus visitas y se duerme. Al despertarse
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