domingo, 16 de septiembre de 2012

Páginas 190-199

Las últimas páginas de "Combray", además de recapitular algunos temas de la sección, reafirma la idea de la vocación artística del narrador; ya habíamos leído anteriormente del deseo de convertirse en escritor; aquí, por primera -y única- vez leemos algo escrito por él, una descripción de los campanarios de Martinville. De todas formas, la cita del fragmento se nos orfrece con una advertencia:
...el pequeño fragmento siguiente que más adelante volví a encontrar y en el que pocos han sido los cambios que he debido hacer (p.193).
Los "pocos cambios" señalan una instancia cercana al presente (pero no coincidente con él) en el que el narrador volvió al texto escrito en su niñez y lo reescribió.
La recapitulación del tema de los dos caminos aparece en este final de sección:
Por eso, la parte de Méséglise y la parte de Guermantes siguen unidas para mí a muchos menudos acontecimientos de aquella que de todas las diversas vidas paralelas que llevamos es la más rica en episodios: me refiero a la vida intelectual (...) Pero sobre todo debo pensar en la parte de Méséglise y la de Guermantes como en yacimientos profundos de mi teerritorio mental, como en los resistentes terrenos en los que aún me apoyo (...) La parte de Méséglise -con sus lilas, sus majuelos, sus azueljos, sus amapolas, sus manzanos- y la parte de Guermantes -con su río, sus renacuajos, sus nenúfares y sus botones de oro- constituyeron por siempre jamás para mí la imagen de los países en que me gustaría vivir, en los que ante todo exijo poder ir de pesca, pasearme en canoa, ver ruinas de fortificaciones góticas y encontrar en medio de los trigos (...) una iglesia monumental, rústica y dorada como un almiar, y los azulejos, los majuelos, los manzanos que, cuando viajo, puedo encontrar aún en los campos -por estar sitos en la misma profundidad, en el nivel de mi pasado- entran al instante en contacto con mi corazón (pp.196-197).
La última sección de "Combray" retoma la apelación a ese tiempo indeterminado en que el narrador, posiblemente enfermo, recordaba el pasado, su infancia y Combray:
Así, con frecuencia me quedaba hasta el amanecer pensando en el tiempo de Combray, en mis tristes veladas sin sueño, en tantos días también cuya imagen me había devuelto más recientemente el sabor (...) de una taza de té y, por asociación de recuerdos, en lo que, muchos años después de haber abandonado aquel pueblo, había sabido sobre un amor de Swann antes de que yo naciera (p.198).
El tono similar al del principio del capítulo ("Durante mucho tiempo, me acosté temprano") y la referencia al episodio de la magdalena enlazan, en el mismo párrafo, con un avance de lo que vendrá: el relato de ese "amor de Swann" que es pertinente en tanto opera una "asociación de recuerdos". Es cierto que el narrador jamás nos explica deliberadamente por qué trae a colación -casi como si escribiera una novela corta dentro del relato de su vida- ese tiempo en la vida de Swann; pero la "asociación" a la que se alude puede hacer pensar que algo de lo sucedido a Swann de alguna manera también le sucedió -sucederá- al narrador. Por supuesto, más adelante en la novela, entenderemos bien de qué se trata.

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